martes, 3 de diciembre de 2019

PETACA


La Jessi llorando. ¿Y qué?. La he visto aparcar en plazas de minusválidos. La he visto poner los pies  encima de los asientos en los trenes de cercanías. Sé que fuma en los ascensores y que mastica con la boca abierta. 

Merece morir.

A la nariz me llega el olor de la sangre de Sara. Las transaminasas altas le dan un puntito dulzón que me desagrada (yo soy más de salado) pero que no evita, que los colmillos, retráctiles en mi caso, empiecen a alargarse. Mientras hablo con La Jessi, los acaricio con la punta de lengua.

- Jessi, Jessi...¿cómo te llamas de verdad?

La Jessi está en posición fetal dentro de la bañera. Apenas le sale la voz.

- Hortensia.

- Ahhh, Hortensia. Qué bonito....Tuve una amiga yo que se llamaba Hortensia, allá por el año treinta y cinco. Tuvimos que dejar de vernos, ella cada vez más mayor y yo siempre...así. ...¿Qué hago contigo Hortensia?, ¿no te molestará que te llame Hortensia,  verdad?

Niega con la cabeza.

Me acerco a su cara, mis labios apenas rozan su oído, le susurro bajito, muy bajito:

- Yo he amado y me han amado y tú no tienes ni idea de lo que es éso. Te encontrarán aquí, seca en la bañera.  Y cuando estés muerta nadie sonreirá con tu recuerdo.

Se que Jessi-Hortensia va a gritar. Me meto con ella en la bañera, le tapo la boca con las manos, los ojos redondos se le escapan de la cara, mi cuerpo encima del suyo como si fuéramos amantes, le hundo los colmillos en el cuello, doy el primer sorbo.

Po-pom  - latido

Otro sorbito.

Po-pom - latido

Sorbito va -

Po-pom

Sorbito viene...y entonces, una vez más, ocurre el milagro. Con cada sorbo, los grises se difuminan y dejan paso, lenta pero irremediablemente a toda la gama de colores. Como siempre el primero en aparecer es el rojo. Está en la sangre, claro, pero también en las uñas y la camiseta de Alicia.

Po- Pom 

Sorbito  - aparecen los ocres, los dorados, la gama de los marrones, la melena castaña de Sara, ¡el amarillo de las cortinas del baño!.

Po......Pom, latido débil

Sorbito: ¡Los azules! Los ojos de Sara, sus vaqueros, un albornoz colgado en la pared


Po.....Pom.


Sorbito: Por fin, todos aquí. ¡Cuánta belleza puede haber en un cuarto baño del Barrio de las Letras!. El azul cobalto del mango del cepillo de dientes, el malva de la felpa de las toallas, los ramilletes rosas de los azulejos del baño. ¡Tengo que salir a la calle antes de que se me pase el efecto!

Sorbito.

Sorbito.

Po......

Sorbo, sorbo, sorbo, sorbo.

Pom.

La Jessi/Hortensia está muerta. Calentita. Perfecta. De uno de los bolsillos de la chaqueta del Stella, saco una petaquita. La coloco debajo de las incisiones que le he hecho con los colmillos y que todavía rezuman sangre. LLeno la petaca y la guardo, feliz, en el bolsillo del Stella.

Salgo de la bañera, me recompongo, me atuso el pelo, chequeo en busca de manchas. Nada, todo perfecto.

Es hora de marcharse. Quiero presentarle mis respetos a un viejo amigo.


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