sábado, 7 de diciembre de 2019

VERDE


Antes de cerrar la puerta del baño, echo un último vistazo. Está claro que la he vuelto a liar parda. Otra ida de olla como ésta y me toca volver a mudarme de piso. Y a mí el Barrio de las Letras me gusta. El cuarto de baño está bastante gore. Alicia y Sara, son dos muñecas rotas que un niño abandonó en mitad de sus juegos. Los ojos abiertos, el cuello tronchado, raro. La cabeza de Alicia abierta como un melón, tampoco es que hubiera gran cosa dentro, terraplanista de mierda. Y luego Jessi-Hortensia; un borbotón de sangre del cuello ha dado en el techo, el resto ha ido por la bañera al desagüe. Está palidísima, fea como un demonio. 

Me pregunto que dirá la policía cuando venga. No van a entender nada pero tengo que tener cuidado, calmarme un poco, la sangre que me llevo en la petaca me tiene que durar una buena temporada.

Cierro la puerta del baño. En un par de días apestarán, en tres los vecinos llamarán a la policía, calculo que en una semana Susana Griso y Ana Rosa darán un especial. A esas les gusta el 0+ más que a mí. 

Antes de salir del piso, cojo un ramo de flores que hay en un jarrón encima del aparador de la entrada. Son para mi viejo amigo. Subo la calle Príncipe y allí, frente al Teatro Español, está él:

Federico.

Tomo sus manos de bronce y las beso.  No he conocido a nadie más bueno. Delante de su estatua me vienen recuerdos de nuestra amistad y de los últimos días que pasamos juntos. Le avisé, le dije que se viniera con nosotros, (entonces aún había un nosotros): "Federico, ésto se va a poner feo. Vente, Federico, no te va a doler, podrás seguir escribiendo, nadie lo sabrá nunca.", le dije.

Pero Federico no quiso. Para vivir así, como yo, hay que matar. Y Federico no era de matar, era de amar. La última vez que nos vimos me prometió que escribiría una obra de teatro con mi historia y que iríamos juntos al estreno en Madrid, cuando "todo ésto pase."

Esa fue la última vez que le ví. Otro agujero más en este corazón mío que no palpita. Cuando me llegaron noticias de su muerte, lloré lágrimas de sangre (tal cual)  y se me fueron los verdes.













4 comentarios:

  1. Como me gusta tu manera de escribir, las descripciones , haces que este pegada a Daltónica viviendo y viendo lo que ella ve... y como pasas de una escena macabra, a otra de amistad, de amor...ME FASCINA

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  2. María de los Ángeles Poyato la foto 2

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