domingo, 23 de febrero de 2020

SÍSTOLE Y DIÁSTOLE

Cuando entro de nuevo en el hospital, bata y todo, aún es de noche y Genaro no es más que una columna humeante a lo lejos. Si tengo mala suerte, pronto encontrarán sus restos y necesitaré  una coartada, alguien que diga que he estado donde no estaba. Ése es Teo.

Habitación 101. Teo duerme con el oxígeno puesto, un sensor en su dedo índice conecta con una máquina que dice que su pulso es normal.



Sin la máquina, el corazón de Teo se desmadraría y entraría en parada. Teo lleva esperando un transplante  algo más de un año. Teo tiene siete y es mi mejor amigo. Por expreso deseo suyo, le pinté la habitación como si fuera el fondo del mar. Entre goteros y máquinas hay una ballena, una sirena, unos cuantos peces, estrellas de mar, un barco hundido, y por su puesto, Nemo. 

Sentada en la silla junto a su cama, vigilo su sueño. Teo tiene unas ojeras profundas alrededor de los ojos.  A las seis y media de la mañana viene una enfermera a darle sus medicinas.

- ¿Cuánto llevas aquí?

- Toda la noche

- Antes no te he visto.

- Salí al baño

- Ha preguntado por tí...no deberías mezclar lo personal con lo profesional, ya sabes... - me dice al salir.

Cuando se va despierto a Teo despacito...

- Teo, Teo...

Teo abre los ojos somñoliento, al verme, aún medio dormido, me abraza. Siento el palpitar de su corazón enfermo contra mi pecho silencioso y vacío.

- ¿Cuánto rato llevas? - me pregunta

- Toda la noche

- Mentira

Se hace el silencio entre nosotros, me mira impávido, serio. Le doy sus pastillas  y las toma obediente.

- ¿Vemos Nemo? - pregunta.

- ¡Vale! - saco su tablet del armario y me recuesto junto a él en el borde de la cama. Pega la oreja a mi pecho.

- No te suena nada, nada... 

- A tí sí - le digo pegando mi oreja al suyo.

- Ya, pero mi  mamá dice que está roto y que necesito uno nuevo. Me lo están buscando.

- Si quieres te consigo uno - es una conversación que siempre acabamos teniendo, y que Teo siempre termina con las mismas palabras.

- Como tú haces no estaría bien...¡mira, ya empieza!...¿Te lo cuento?

- Venga, cuenta....

- Pues los peces pequeños son de color naranja, y tienen unas rayas blancas, y su casa es una medusa rosa, y el mar es azul, el pez grande malo, de los dientes como tú, es metálico y...

Teo y yo. El niño y la vampira. Entre nosotros no hay secretos.





No hay comentarios:

Publicar un comentario